Hablemos de alimentación y microbiota intestinal.

Desde un chocolate hasta una manzana, cuando se consume un alimento, éste llega a nuestro sistema digestivo y entra en contacto con los microbios intestinales. Estos microorganismos alojados en nuestros intestinos influyen en cómo nuestro organismo procesa los alimentos y a su vez, los alimentos pueden alterar la comunidad microbiana alojada en nuestro interior. Esta interacción dieta-microorganismos puede modificar la salud de forma drástica.

¿Qué es la microbiota intestinal?

Los microorganismos presentes en el intestino son principalmente bacterias y pertenecen a más de 1000 especies, el 90% de las cuales corresponden a las Firmicutes y las Bacteroidetes. Cada individuo tiene una composición de microbiota intestinal distinta y muy variable, aunque todas las personas comparten una serie de microorganismos comunes básicos. La composición de microorganismos intestinales se denomina “microbiota” intestinal, mientras que la totalidad de los genes de la microbiota se conoce como “microbioma”. La microbiota provee capacidades para la fermentación de  sustancias no solubles (como las fibras dietéticas) que alimentan a ciertas bacterias las cuales son benéficas para la salud.

DATO INTERESANTE: Los genes del microbioma intestinal superan a los genes del cuerpo humano aproximadamente ¡unas 150 veces!

La composición de la microbiota intestinal tiene un componente hereditario sin embargo, factores como la dieta y los medicamentos que se consumen determinan en gran medida la composición de esta microbiota. Y ¿por qué es importante la microbiota? Pues influye en muchos aspectos de la salud del humano como el metabolismo y la inmunidad. Por ejemplo, estudios clínicos han observado una diversidad de bacterias menor en personas que padecen distintas enfermedades como diabetes tipo 1 y 2, obesidad, enfermedad inflamatoria intestinal, artritis psoriásica y más.

¿Qué afecta la microbiota intestinal?

Seguramente has escuchado en ocasiones que al tomar un antibiótico, lo hagas con precaución o acompañado por un “probiótico”; esto es porque a veces los antibióticos eliminan las bacterias que causa el problema, pero también a otras que no quisiéramos que se vayan, por eso es MUY IMPORTANTE sólo tomar antibióticos bajos supervisión médica y siguiendo todas las indicaciones. Pero los antibióticos no son lo único que pueden alterar la microbiota intestinal.

Estudios en animales señalan otros factores que modifican la microbiota como el consumo de aditivos y edulcorantes, o pesticidas en los alimentos que a pesar de ser considerados como seguros, se han observado algunos efectos negativos en la microbiota; sin embargo, su efecto en humanos apenas se está estudiando en humanos.

Existen dos palabras básicas para entender este tema que se parecen pero causan confusión: prebiótico y probiótico. ¿Son lo mismo? ¿Cuál es la diferencia? ¿Qué son?

PREBIÓTICOS: El concepto de ‘prebióticos’ aún está puesto a debate.  Los prebióticos son sustancias o componentes de alimentos que no son digeribles por el cuerpo humano, sino que nutren de manera específica o selectiva ciertos microorganismos del colon. Hay autores que en lugar de usar el término ‘prebiótico’, los llaman “carbohidratos accesibles a la microbiota”. El mejor ejemplo de estas sustancias es la fibra dietética.

PROBIÓTICOS: Los probióticos son bacterias y levaduras vivas que al ser administradas en cantidades adecuadas y de una  forma viable, son benéficas para la salud.  Los podemos encontrar en alimentos como los yogures o en forma de suplementos alimenticios.

Una microbiota sana

Estudios han demostrado que la alimentación o cambios en la dieta diaria pueden afectar la microbiota a corto plazo, pero una microbiota sana es resiliente a los cambios temporales de alimentación y de manera natural regresa a su composición original; sin embargo, no se debe abusar del consumo de probióticos ni consumirlos sin la orientación de un especialista ya que un desequilibrio podría ser contraproducente para la salud.

En términos generales, se sabe que una dieta baja en fibra soluble como las dietas occidentales (que son más elevadas en grasas azúcares y bajas en frutas y verduras) degradan la barrera de la mucosa del colon, y causan susceptibilidad de patógenos que pueden provocar inflamación y eventualmente llevar al padecimiento de enfermedades crónicas.

La microbiota intestinal es sin duda, una parte primordial en el área de la nutrición que está en constante actualización. por su gran impacto en la salud. ¿Tú qué haces para cuidar tu microbiota?

FUENTES:

https://www.bmj.com/content/361/bmj.k2179

Nutrición Hospitalaria 02280 / http://dx.doi.org/10.20960/nh.2280

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